
- Según un reportaje del programa Cuarto Poder emitido en 2024, se le acusó de encubrir abusos sexuales cometidos por dos sacerdotes
Por redacción
Ciudad del Vaticano. En un cónclave histórico marcado por el luto tras la muerte del papa Francisco, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost Martínez fue elegido este jueves como el nuevo líder de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de León XIV. La elección de Prevost, de 69 años, ha sido recibida con entusiasmo por sectores que valoran su experiencia misionera y su cercanía con el pontífice saliente. Sin embargo, su ascenso al trono de San Pedro revive un capítulo controvertido de su paso por el Perú.
Prevost, quien residió más de una década en la ciudad norteña de Chiclayo, lideró su diócesis entre 2014 y 2023. Fue allí donde, según un reportaje del programa Cuarto Poder emitido en 2024, se le acusó de encubrir abusos sexuales cometidos por dos sacerdotes, Eleuterio Vásquez González y Ricardo Yesquén, en perjuicio de al menos tres menores de edad entre los años 2006 y 2010.
Las denuncias y la reacción de la Iglesia
Una de las víctimas, Ana María Quispe, relató en televisión haber sido agredida a los 9 años en una casa parroquial por Yesquén, y posteriormente por Vásquez durante una misión religiosa en la comunidad rural de Cueva Blanca, en la provincia de Ferreñafe. Las denuncias formales fueron presentadas en abril de 2022 ante la Diócesis de Chiclayo, entonces aún encabezada por Prevost.
El reportaje sostiene que, pese a la gravedad de las acusaciones, el caso fue archivado en la vía eclesiástica en agosto de 2023, pocos meses después de que Prevost fuera llamado a Roma para ocupar un cargo en el Vaticano. La Fiscalía peruana también había cerrado el caso en la justicia civil, alegando prescripción de los hechos.
En septiembre de 2024, la Diócesis de Chiclayo publicó un comunicado para rechazar las acusaciones de encubrimiento. Según el documento, Prevost actuó conforme a los protocolos de la Iglesia: retiró a Vásquez de su parroquia, impuso restricciones a su ministerio y remitió el caso al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que finalmente lo archivó. La nota también aseguró que se ofreció apoyo psicológico a las víctimas.
No obstante, las denunciantes aseguran que la investigación fue deficiente. Argumentan que el expediente enviado a Roma era incompleto y que no se escucharon todos los testimonios clave. La investigación fue reabierta posteriormente, pero sin la participación de Quispe, quien alegó razones de seguridad.
Un pontificado marcado por la controversia
León XIV asume el liderazgo de la Iglesia Católica en un momento de alto escrutinio global, con la institución aún sacudida por múltiples escándalos de abusos sexuales en varios continentes. Aunque sus cercanos destacan su perfil pastoral, su trabajo en comunidades vulnerables y su compromiso con las reformas de Francisco, las acusaciones de encubrimiento podrían convertirse en una carga constante para su pontificado.
Mientras los fieles esperan señales claras de renovación moral y justicia para las víctimas, el nuevo Papa enfrenta el reto de demostrar que su liderazgo no solo se basa en la fe, sino también en la transparencia y la responsabilidad.
¿Podrá León XIV responder a la altura de las exigencias de su tiempo, o su pasado en Perú marcará un lastre difícil de superar? La respuesta, como su pontificado, apenas comienza.