Por: Maritza Romero
Es verdad que nadie estábamos preparados para vivir una situación de contingencia, además del descontrolado flujo informativo, la baja o nula calidad de la información ha distorsionado la confianza de la población para tomar decisiones.
En la educación, tampoco estábamos coordinados, la falta de preparación de muchos docentes en relación con los manejos de las redes y plataformas era casi nulo; pero más allá, de aprender de manera forzada cuales eran los comandos para accionar o configurar actividades o un pase de lista; esta situación trajo mucho más consigo.
La famosa Ley del menor esfuerzo hizo nuevamente su aparición. Desde el lado docente con actitudes de resistencia plena a poder compartir el conocimiento a través de los medios electrónicos, hasta quienes piensan que mandar un archivo por WhatsApp o dejar un inbox, o correo con el resumen de un tema… es dar clase.
Lo cierto es que ni la resistencia, ni la falta compromiso es determinante; el perfil del docente del siglo XXI, exige el manejo de redes y esta situación debe ser una llamada de atención a todos los niveles de que deben tener personal capacitado, o no contratarlo. Por otro lado considerar que los docentes jóvenes deben tener preparación en valores: lealtad y compromiso, recordar que ellos mismos sufrieron la falta de preparación y que la sociedad no perdonará la ignorancia.
Una vez más el llamado a la conciencia de la necesidad del “Ser Docente”; más allá de una serie de hermosos y humanísticos títulos; se requiere un compromiso real de las acciones que se deben tomar. Entender que ya estamos aquí y que entre más resistencia se presenta a los cambios, más lento será el progreso.
Considerar la dosificación de contenidos como la base sustancial de la actividad y que existen múltiples opciones para provocar el aprendizaje integral, en una base socioemocional, pues nuestros alumnos: están confinados en sus casas.
Es momento de hacer del manejo de emociones un contenido paralelo al denominado curriculum formal. Aprender a ser y convivir (sí, a través de las redes) debe ser una nueva forma de construir un aula a donde quiera que llegue la red.
Sin pasos atrás, controlando el miedo y acercando a los estudiantes al conocimiento. Finalmente siempre será éste el único paso para el desarrollo de nuestros Estados y de nuestro país. Sea también la oportunidad de felicitar a todos aquellos maestros que estamos en la aventura de enseñar, primero con el corazón y bajo la premisa de que en estos tiempos, como siempre, podemos ser el parteaguas de nuestros alumnos.
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