
A un año de que apareciera en el radar epidemiológico del globo, el virus SARS-COV-2, esta potente enfermedad infecciosa que azotó con gran fuerza Wuhan para posteriormente convertirse en pandemia y demoler el sistema de salud de prácticamente todo el mundo, este viral que nos ha enseñado lo vulnerables que somos ante un sistema de salud deficiente y con bastantes áreas de oportunidades hablando de México, donde según estudios es de los peores países para vivir la crisis sanitaria. Hemos tenido una gran lección de vida, porque hoy todo es atípico.
Con aproximadamente 113 millones de casos de COVID -19 confirmados en la tierra hasta el momento, hermanos y hermanas pierden la batalla diariamente, miles de muertes quedan en silencio al carecer de una cura real y efectiva que alivie pronto al enfermo. No tendría que ser así, lamentablemente mucho depende de la calidad de vida que haya llevado el infectado, por ejemplo, las personas con diabetes tienen dos veces mayor probabilidad para contraer una enfermedad severa o morir por COVID-19, ni que hablar de la hipertensión, y demás enfermedades crónicas. En otros casos, existieron personas que nos sorprendió su muerte, pues teníamos la percepción de que eran jóvenes y sanos, algunos de ellos ya no están con nosotros.
En diferentes casos, la sociedad ha demostrado que puede mejorar o empeorar la situación. Hablemos generalmente de Finlandia, miradas al por mayor de como manejar la contingencia sanitaria, un país que reaccionó con rapidez imponiendo un confinamiento obligatorio de dos meses desde la primavera pasada, cerrando sus fronteras, escuelas y establecimientos, es decir, redujo la vida pública en un santiamén. Usó y potencializó sus recursos para apoyar económicamente al sector comercial y utilizó la tecnología para dar seguimiento a sus ciudadanos generando así, confianza en el gobierno por tan exitoso plan contra el virus.
En México, lo pronosticado como catástrofe por autoridades de salud de la Federación, se rebasó desde hace mucho tiempo, aquí es donde nos preguntamos ¿Quien tuvo la culpa?. ¿Sociedad o gobierno?. La respuesta es clara, la culpa es compartida.
Si miramos un poco hacia atrás y realizamos un proceso de introspección, nos daremos cuenta que muchos, no toman aún las medidas sanitarias de manera seria y responsable. Ojo, no me refiero a toda la población, también conozco gente que ha acatado las reglas y disposiciones como un estilo de vida de supervivencia.
Sin embargo, hay otras tantas que aun no hacen conciencia de lo trágico que ha sido para cientos de familias perder a sus seres queridos, amigos, conocidos, profesionistas, personal médico, debido a este mortal bicho, que ha abarrotado prácticamente hospitales y clínicas de salud.
Aunque la situación es complicada, las y los mexicanos, tenemos una luz de esperanza de que todo esto terminará algún día y comenzará una nueva historia para el País, para la humanidad. ¿Porque no podemos solo iniciar de nuevo cuando todo esto termine?. ¿Porque no le damos reset al chip y emprendemos un nuevo estilo de vida?. Es más, ¡porque esperar!, hagámoslo ahora.
Más sensibilidad y humanismo es necesario en esta época negra en la línea del tiempo, pasaremos a la historia como la masa que sobrevivió una de la peores plagas que jamás haya existido. Pero porque no usar ese cambio para eclosionar, para renacer, para tocar fondo y levantarse formando una nueva cultura y romper con esa ideología generacional que tanto le ha hecho daño al mexicano.
Podemos ser mejores personas, podemos usar esta contingencia para crecer espiritualmente, sensibilizarnos y hacernos conscientes de nuestra alimentación, de nuestros malos hábitos, de nuestros vicios. El contexto situacional hoy en día es la muerte, es el tema del diario. Supongo que para algunos esto solo serán palabras más palabras menos, sin duda para otros cuantos, espero poder sembrar esa idea de superación personal ante la época que marcó una historia. Como siempre lo menciono, es mera recomendación.
