
Cada vez más cerca está el día para definir candidatos para la renovación de los 84 municipios en el estado de Hidalgo, y en Mixquiahuala se siente una efervescencia política y social la cual amenaza y es un arma de doble filo, pues la estrategia para llegar al triunfo se está viendo dañada por la guerra sucia en algunos contextos.
Pero primero hay que definir ¿Que es guerra sucia?. La guerra sucia es el camino o la ruta de desespero que toman algunas personas en campañas demasiado cerradas con el ánimo de desprestigiar la vida personal familiar e íntima de un rival en la política, también deteriora la credibilidad y la confianza tanto en campañas como en el gobierno, denostando la confianza de los electores, de los ciudadanos, quienes se imaginan a los políticos escalando y haciendo cualquier cantidad de artimañas para poder llegar al poder y no acudiendo a los mecanismos creativos, legales y lícitos que se deben seguir para poder demostrarle a los ciudadanos o a los gobernados que se tienen la capacidad para poder liderar una iniciativa por el desarrollo de una comunidad o municipio.

En un ejercicio democrático de consulta popular, en especifico MORENA determinará quienes serán sus candidatos y candidatas para las presidencias municipales de Hidalgo.
En Mixquiahuala, un grupo al parecer muy atemorizado y rompiendo estas reglas que son ética y profesionalmente incorrectas, trata de aplicar estos métodos para confundir y desinformar a la población, desde dos aspectos, el primero, descalificando a José Ramón Amieva Gálvez a través de un documento que lo refiere como “Peligro para Mixquiahuala”, una campaña negra llena de mentiras e infundios que aunque se demuestre que son falsos, mientras ya causaron daño al intentar desacreditar a una persona.
En este mismo sentido olvidan que esa técnica sucia ya la quisieron emplear contra el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando decían que “era un peligro para México”, la misma población lo defendió y ahora es el representante de todas y todos los mexicanos.

La otra es, posicionar a un aspirante a través de una imagen sin rostro, sin identidad, ocultando su imagen, por que en el fondo al parecer los creadores de este tipo de contenidos negros carecen de conocimiento y estrategia para poder ganar la candidatura, lo que desde la ciudadanía se ve es que posiblemente les falta amor a su municipio, y solo dejan ver que tienen hambre de poder en lugar de compromiso y voluntad de trabajo, una imagen sin rostro y sin propuesta es sin lugar a dudas una mala decisión.

En concreto, la guerra sucia desde el anonimato y también las que van firmadas, tienen un solo objetivo, polarizar a la sociedad.