
Por Víctor Celaya
Mineral de la Reforma se ha caracterizado en los últimos años de ser un municipio donde ha crecido en gran tamaño la densidad poblacional, con ello también se ha acrecentado la desigualdad, la inseguridad, la marginación social, se ha deteriorado la infraestructura, cantidad de alcaldes han pasado por la silla, provenientes de diferentes instituciones políticas y lo único que han logrado al final del camino es empeorar más el contexto situacional en las localidades y generar una percepción de odio y desprecio en contra de la política hidalguense.
Los últimos casos registrados que han gobernado Mineral, solo han dejado pobreza y cuantiosos daños en la anatomía del municipio, dos de los últimos han tenido que enfrentar a la justicia por diferentes actos deplorables tipificados como delitos.
¿Pero qué pasó con esos pseudopolíticos?, a caso veían la función pública como un negocio para delinquir, el dinero del pueblo algunos lo observan como patrimonio particular, grandes actitudes de prepotencia y tráfico de influencias que solo aumentaban más la descalificación colectiva hacia el poder local.
Prácticamente la municipalidad cayó en manos erróneas por varios años, lo cual derivó un problema crónico en las finanzas del Ayuntamiento, teniendo como consecuencia el desgaste del aparato y el despilfarro de la economía mineralreformense, con ello todos los problemas antes mencionados.
Hoy, la gente ya no cree tan fácil, las personas miran a la política como un negocio de unos cuantos, la percepción social está tan dañada, que la resignación es la única opción para seguir adelante. El nuevo presidente tendrá que ser muy cuidadoso en identificar los errores de sus antecesores para no convertirse en lo que tanto ha criticado. Hoy se ve un proyecto de trabajo y estrategias de reconstrucción real para el municipio, pero momento que esto apenas va comenzando.
Las primeras impresiones son de aliento para mucha gente que volvió a creer en la dirección de gobierno, se ve a grandes rasgos, que existe una planeación y generadores de políticas públicas para el desarrollo urbano y comunitario. Pero la moneda está en el aire, porque si bien es cierto que Felix se ganó a pulso la confianza de las personas, reforzó con su actuar y firma de compromisos en la campaña y hoy como edil tiene una tarea complicada, en sus manos está esa esperanza y credibilidad que en un segundo la puede perder.
Lo que es de reconocimiento son sus pies de plomo en su caminar, tiene sensibilidad hacia la gente más necesitada, parece tener una especialidad en relaciones humanas; con su ejemplo, le da al personal la pauta que está en la primera línea de acción para dar atención a la ciudadanía de calidad y con esto tener como objetivo cambiar el rostro del municipio, evitando así la cara de la recepcionista malhumorada o el responsable grosero en brindar algún servicio, pues recordemos que ambos son la cara del alcalde.
Siempre se pueden hacer las cosas, en un entorno tan viciado por la desatención, hoy, humanidad es lo que hace falta en las administraciones y puestos gubernamentales. Si en verdad existe el cambio enhorabuena para la gente habitante de este coloso y monumental municipio.
