
En Barcelona, España un hombre de nombre, Manel de Aguas, identificado como transespecie, dijo sentirse discriminado por la gente al haberse implantado dos aletas de pez en la cabeza.
Según el relato el varón sufre el rechazo de la gente por su poca tolerancia que lo han dejado sin trabajo y sin poder entrar a recintos católicos, además, afirmó que las aletas le sirven para percibir el clima y situaciones atmosféricas.
“Parece ser que la iglesia hoy no acoge a gente transespecie, aunque estén las capillas repletas de ángeles, que al final no dejan de ser humanos con alas”, comentó, Manel de Aguas para PlayGround.
Con información de Plumas Atómicas l Redacción Dinámico Informativo