
Florinda Meza, viuda y eterna defensora del legado de Roberto Gómez Bolaños «Chespirito», revivió la herida abierta del elenco de El Chavo del 8 al acusar directamente a María Antonieta de las Nieves de haber sobornado a un funcionario del Instituto Nacional del Derecho de Autor (Indautor) para registrar fraudulentamente el personaje de La Chilindrina.
Leonardo Soto Montaño
La declaración, hecha en una entrevista a un canal chileno, desmiente versiones previas de De las Nieves y subraya la traición que, según Meza, marcó el fin de la amistad con Gómez Bolaños, quien consideró a sus creaciones como «hijos» y nunca volvió a saludarla.
La acusación detalla un supuesto acto ilegal: De las Nieves habría pagado una «coima» a un empleado del Indautor para ser alertada del vencimiento exacto de la licencia de derechos de autor del personaje, propiedad exclusiva de Chespirito, permitiéndole inscribirlo a su nombre inmediatamente después. «Ella robó un personaje. El personaje era de Roberto y ella sobornó a un funcionario de derechos de autor para que le avisara cuando vencía la licencia», afirmó Meza, respaldada por una investigación legal que contrató el equipo de Gómez Bolaños. Esta maniobra, revelada durante trámites de renovación, impidió el registro oportuno y dejó una huella de traición: «Roberto no la volvió a saludar nunca más. Él siempre dijo: ‘los personajes son como mis hijos’», relató la actriz, intérprete de Doña Florinda y La Popis.
Meza también desmintió anécdotas difundidas por De las Nieves, como supuestos encuentros en Miami donde Chespirito habría bendecido su uso del personaje: «Todo eso que cuenta María Antonieta, aún lo de Miami, no es verdad que Roberto haya dicho todo eso, ni hecho todo eso». En contraste, resaltó que otros colegas como Rubén Aguirre (Profesor Jirafales) y Édgar Vivar (Señor Barriga, conocido como «Chato» Padilla en el contexto) siempre solicitaban permiso para usar sus roles, respetando la autoría de Gómez Bolaños. La polémica se extiende a Carlos Villagrán (Quico), a quien Meza tildó de «ruin» por alegar bajadas de sueldo y autoproclamarse estrella: «La estrella era Roberto, el escritor; el elenco era desconocido antes del programa».
Este capítulo revive tensiones históricas del elenco que hicieron de El Chavo del 8 emitido de 1971 a 1980 en su formato principal, con reposiciones eternas un fenómeno global que alcanzó 50 países y generaciones enteras. Los derechos de los personajes, administrados por Televisa y el estate de Chespirito tras su fallecimiento en 2014, han sido fuente de litigios: De las Nieves ha defendido su registro de La Chilindrina para giras internacionales, mientras Meza y el grupo de «Chespirito Media» han bloqueado usos no autorizados, como bioseries no oficiales. En 2021, Google honró el legado con un doodle, pero las disputas persisten, con Villagrán y De las Nieves en circos y teatros independientes.
El contexto cultural es innegable: El Chavo no solo entretuvo, sino que reflejó la infancia latinoamericana, con frases como «eso, eso, eso» inmortalizadas. Analistas como el crítico de televisión Álvaro Cueva lo catalogan como «patrimonio intocable», pero las rencillas del elenco incluyendo salidas tempranas como la de Villagrán en 1978 por disputas salariales han empañado el recuerdo. Meza, de 76 años y activa en redes defendiendo la memoria de su esposo, enfatiza el genio creativo de Chespirito: «El éxito internacional se debe a él, que escribió todo y proyectó al mundo a estos actores».
Hasta el cierre de esta edición, María Antonieta de las Nieves, de 74 años y con giras activas como «La Chilindrina en busca de un amigo», no ha respondido públicamente a las nuevas acusaciones, aunque en entrevistas pasadas ha negado irregularidades y reclamado coautoría por improvisaciones. En un México donde las redes reviven memes del Vecindario diariamente, esta polémica recuerda que, tras las risas, hay derechos y rencores que no prescriben. El Chavo sigue vivo, pero el elenco… eso es otra historia.
