
Una nueva tragedia relacionada con el robo de hidrocarburos sacudió esta madrugada al municipio de Tetepango, Hidalgo, luego de que una toma clandestina de combustible explotara en la comunidad de Ulapa, dejando víctimas mortales, varios heridos y una estela de destrucción.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 00:15 horas, cuando una operación ilegal de extracción de gasolina terminó en un incendio de grandes proporciones. Testigos afirman haber escuchado una fuerte detonación, seguida de columnas de fuego que iluminaron el cielo nocturno. Vecinos de comunidades aledañas reportaron vibraciones en puertas y ventanas, y un fuerte olor a combustible en el ambiente.
Según fuentes cercanas al caso, el incendio se originó cuando una chispa posiblemente causada por fricción entre metales o un encendedor mal manejado encendió los vapores del hidrocarburo en plena extracción. Las llamas envolvieron rápidamente cuatro camionetas adaptadas con contenedores plásticos para transportar el combustible robado.
Aunque las autoridades no han dado cifras oficiales, se habla de al menos dos personas fallecidas calcinadas en el lugar y una docena más con quemaduras graves, algunas de ellas trasladadas en helicópteros a hospitales de especialidad en Pachuca y Ciudad de México.
El incidente obligó a un despliegue urgente de unidades de emergencia. Brigadas de Protección Civil, Cruz Roja y Bomberos de varios municipios colindantes trabajaron durante más de tres horas para sofocar las llamas y enfriar el área, mientras militares y elementos de la Guardia Nacional acordonaron la zona ante el riesgo de nuevas explosiones.
Por su parte, Petróleos Mexicanos confirmó que el ducto siniestrado pertenece al sistema Tuxpan–Tula y que la toma ilegal había sido detectada previamente mediante monitoreo de presión. A pesar de ello, la intervención fue postergada por la dificultad de acceso a la zona.
El gobernador del estado, a través de redes sociales, lamentó lo ocurrido y reiteró su llamado a evitar la participación en este tipo de actividades, que —dijo— “ponen en riesgo no sólo la vida de quienes las ejecutan, sino de comunidades enteras”.
En tanto, la Fiscalía General de la República abrió una carpeta de investigación para deslindar responsabilidades y determinar si existen redes organizadas detrás del incidente.
El caso revive los fantasmas de Tlahuelilpan, donde en 2019 una explosión similar cobró la vida de más de un centenar de personas. Las autoridades locales reconocen que, pese a los operativos y campañas preventivas, el robo de combustible sigue siendo un problema persistente en esta región del país.