Un estudio del sistema de salud Mass General Brigham analizó a 3,659 personas contagiadas durante la ola de Ómicron y reveló que la enfermedad presenta ocho trayectorias distintas, lo que complica su diagnóstico y tratamiento.
Por Daniela Granados
Un reciente estudio realizado en Estados Unidos descubrió que el COVID persistente puede evolucionar de al menos ocho maneras diferentes, y que uno de cada diez pacientes continúa con síntomas debilitantes incluso un año después de la infección.
La persistencia de los síntomas tras haber superado la fase aguda del coronavirus continúa siendo uno de los mayores retos que dejó la pandemia. Fatiga extrema, niebla mental y molestias físicas que pueden prolongarse durante meses forman parte del cuadro conocido como COVID prolongado o Long Covid, una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Con el fin de comprender mejor esta enfermedad, investigadores del Hospital General de Massachusetts parte del sistema Mass General Brigham analizaron la evolución de 3,659 adultos que contrajeron COVID-19 por primera vez después del 1 de diciembre de 2021, durante el predominio de la variante Ómicron. A lo largo de 15 meses, los participantes respondieron cuestionarios trimestrales sobre su estado de salud.
Los resultados mostraron que el 10.3% de los pacientes seguían con síntomas tres meses después de la infección. Además, el 81% de ese grupo continuaba experimentando manifestaciones persistentes o intermitentes un año más tarde. El estudio indicó también que las mujeres y quienes fueron hospitalizados en la fase aguda presentan mayor riesgo de desarrollar síntomas graves y prolongados.
El análisis permitió identificar ocho trayectorias distintas del COVID prolongado, caracterizadas por la duración, la intensidad y la fluctuación de los síntomas:
1. Carga de síntomas persistente y elevada: síntomas constantes y severos durante los 15 meses del estudio.
2. Carga alta e intermitente: síntomas que aparecen y desaparecen, pero con fuerte intensidad.
3. Mejora con carga moderada: síntomas que disminuyen paulatinamente.
4. Mejora con baja carga: molestias leves que desaparecen hacia el sexto mes.
5. Empeoramiento moderado: síntomas que incrementan gradualmente con el tiempo.
6. Empeoramiento retardado: síntomas que empeoran hasta el mes 15.
7. Carga constante y baja: síntomas leves pero continuos.
8. Carga mínima o nula: prácticamente sin síntomas posteriores.
Los investigadores señalaron que comprender estas trayectorias es clave para diseñar estrategias más efectivas de diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los pacientes.
El estudio confirma que el COVID prolongado no es una condición uniforme y refuerza la necesidad de atención médica personalizada para los pacientes que continúan enfrentando secuelas meses después de la infección inicial.
