
Un grupo de científicos desarrolló lo que ya es considerado el primer “humanoide gestante” del mundo, una innovación que integra un útero artificial capaz de llevar un embarazo completo y dar a luz a un bebé vivo.
El proyecto está encabezado por el doctor Zhang Qifeng, fundador de Kaiwa Technology, quien detalló que no se trata de una simple incubadora con apariencia futurista, sino de un organismo artificial diseñado para replicar todo el proceso reproductivo humano, desde la fecundación hasta el parto.
El funcionamiento del prototipo se basa en un útero artificial conectado a una manguera que suministra nutrientes, simulando las funciones vitales que normalmente realiza el cuerpo humano durante la gestación. Según sus creadores, la tecnología ya se encuentra en una fase “madura” y se espera que el primer modelo pueda presentarse el próximo año.
La noticia ha generado reacciones encontradas en redes sociales. Mientras algunos usuarios celebran el avance como una posible solución frente a la infertilidad y los riesgos que implica un embarazo humano, otros consideran que la innovación abre dilemas éticos complejos.
Entre las preocupaciones más señaladas se encuentra la posible pérdida del vínculo emocional entre madre e hijo, considerado fundamental para el desarrollo humano, además de cuestionamientos sobre la obtención de óvulos y los derechos de los fetos gestados de manera artificial.
“Muchas familias invierten fortunas en tratamientos de fertilidad que no siempre funcionan. Esta tecnología podría ser un cambio radical”, expresó un internauta en defensa de la propuesta.
No es la primera vez que la ciencia experimenta con la gestación artificial. En años recientes, investigadores lograron mantener fetos de cordero prematuros vivos durante semanas dentro de una bolsa artificial, donde crecieron, ganaron peso e incluso desarrollaron lana.
Sin embargo, el nuevo humanoide representa un paso más allá, ya que no se limita a mantener un feto en desarrollo, sino que busca gestar desde la concepción hasta el nacimiento dentro de un organismo robótico.
Con este avance, China se coloca en el centro de un debate que combina ciencia, ética y el futuro de la maternidad.