
Una joven de apenas 14 años, identificada como Paloma Nicole Arellano, murió después de someterse a una cirugía estética para colocarse implantes mamarios. La Fiscalía estatal ya investiga una presunta negligencia médica y la participación de su propia madre.
El caso salió a la luz cuando el padre denunció que nunca fue informado sobre la operación. Según relató, la madre ocultó el procedimiento asegurando que su hija estaba aislada en unas cabañas porque tenía Covid-19. Días después, la menor ingresó grave a una clínica privada y permaneció hospitalizada hasta su muerte el 20 de septiembre.
En un inicio, la madre y la clínica insistieron en que Paloma había fallecido por complicaciones del virus; sin embargo, el padre descubrió irregularidades en el certificado de defunción y señaló que su hija llevaba un corpiño quirúrgico, lo que reveló la cirugía.
La menor sufrió un paro cardiorrespiratorio que le causó inflamación cerebral y terminó en coma inducido. “Ya no pude hablar con mi hija, ya estaba en coma, no hubo forma”, declaró entre lágrimas su padre, Carlos, quien ahora exige justicia.
El caso ha causado indignación en la sociedad duranguense, que exige castigo a los responsables y una investigación a fondo sobre cómo se permitió una cirugía estética en una adolescente de 14 años.