
Lo que debía ser un día de celebración y reivindicación terminó en tragedia. Jesús Laiza e Isaí López, activistas por los derechos de la comunidad LGBT+, fueron asesinados la noche del pasado domingo 29 de junio cuando volvían de la Marcha del Orgullo en la Ciudad de México.
Sus cuerpos fueron encontrados al interior de su vehículo, un Renault Kwid color plata, en los límites de Tizayuca, Hidalgo, y Hueypoxtla, Estado de México. Aunque los hechos ocurrieron el domingo, las autoridades confirmaron el hallazgo hasta el lunes 30.
Los primeros informes apuntan a que la pareja fue seguida por un grupo armado y atacada a balazos sin previo aviso. Hasta ahora, no se reportan detenidos ni avances claros en la investigación.
Jesús Laiza era un reconocido activista en Hidalgo, donde se desempeñaba como secretario de Diversidad en Espacio Hidalgo, un instituto político de reciente creación. También colaboraba con el Partido del Trabajo (PT). Isaí López, su pareja, compartía con él la labor de defender los derechos de la comunidad LGBT+ y de promover la igualdad en el estado.
El doble asesinato ha encendido las alarmas entre organizaciones defensoras de los derechos humanos. Colectivos como Diversidad con Orgullo y Servicios de Inclusión Integral y Derechos Humanos (Seiinac) calificaron el ataque como un presunto crimen de odio y señalaron el grave peligro que enfrentan las personas defensoras de la diversidad sexual en el país.
La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) también se pronunció y exigió a las autoridades una investigación “pronta, imparcial, sin revictimización y con perspectiva de género y diversidad sexual”.
La violencia contra la comunidad LGBT+ sigue en aumento. De acuerdo con la organización Letra S, tan solo en lo que va de 2024, al menos 80 personas de la diversidad sexual han sido asesinadas en México. En los últimos tres años, la cifra asciende a 233 casos.
Familiares, amigos y colectivos han alzado la voz exigiendo justicia para Jesús e Isaí, para visibilizar la violencia que sigue cobrando vidas en un país que, a pesar de los avances legales, sigue arrastrando profundas heridas de discriminación.