
Por redacción
Ciudad del Vaticano — En una elección que marca un hito en la historia de la Iglesia católica, el cardenal Robert Prevost ha sido elegido como el nuevo pontífice, adoptando el nombre de León XIV. Nacido en Chicago en 1955, Prevost se convierte en el primer papa estadounidense y, según confirmó CNN, posee también la nacionalidad peruana.
Con una extensa trayectoria dentro y fuera del Vaticano, el nuevo papa ha sido reconocido como un líder sereno pero eficaz, capaz de impulsar cambios profundos sin imponerlos con rigidez. Su nombramiento rompe con una tradición no escrita: la reticencia del Colegio Cardenalicio a elegir a un estadounidense debido a la fuerte influencia política de EE. UU. en el escenario global. Sin embargo, su prolongado servicio pastoral y misionero en Perú ha sido clave para ganarse la confianza del cónclave.
Prevost ha ocupado roles de gran relevancia, como prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, cargos en los que demostró una visión pastoral global, profundamente enraizada en su experiencia misionera. Ingresó a la Orden de San Agustín en 1977 y fue ordenado sacerdote en 1982. Posteriormente, obtuvo un doctorado en derecho canónico en Roma.
Durante más de una década, trabajó en Perú en la formación de futuros sacerdotes agustinos y fue nombrado obispo de Chiclayo en 2015. Su compromiso con la Iglesia latinoamericana se consolidó aún más cuando asumió la vicepresidencia de la Conferencia Episcopal Peruana en 2018 y, en 2020, la administración apostólica del Callao.
En declaraciones a Vatican News, Prevost expresó que, pese a los cargos asumidos, sigue considerándose misionero: “Mi vocación, como la de todo cristiano, es ser misionero, proclamar el Evangelio dondequiera que uno esté”.
Analistas del Vaticano, como Elise Allen de CNN, destacan que su elección simboliza una apertura a una Iglesia verdaderamente global. “Es alguien que, a pesar de ser occidental, estaría muy atento a las necesidades de una iglesia global”, señaló Allen, quien también lo describió como un líder equilibrado, claro en sus convicciones y respetuoso del diálogo.
La elección de León XIV podría marcar una etapa de renovación e integración en el Vaticano, con un pontífice que ha vivido y comprendido realidades muy diversas. En un tiempo en que la Iglesia enfrenta desafíos complejos, su figura emerge como la de un puente entre culturas, continentes y generaciones.