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• El sacerdote fue interceptado después de ofrecer misa por sujetos armados.
Por redacción
El sacerdote Marcelo Pérez, líder religioso de la parroquia de Cuxtitali en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, fue asesinado el 20 de octubre tras ser atacado con armas de fuego, la Fiscalía General del Estado confirmó su fallecimiento, esa mañana, el padre había oficiado una misa en el barrio de Cuxtitali y, al finalizar, se dirigía a la iglesia de Guadalupe a bordo de su camioneta Ford Titanium blanca cuando ocurrió el ataque.
Mientras conducía por la calle Las Peras, dos sujetos en motocicleta, usando pasamontañas, lo interceptaron y abrieron fuego contra el vehículo, tras escuchar los disparos, vecinos de la zona alertaron a las autoridades, quienes se trasladaron rápidamente al lugar, al llegar, encontraron al padre Marcelo con heridas de bala dentro de la camioneta, confirmando poco después su muerte.
El sitio del ataque fue acordonado por las autoridades para facilitar las labores periciales, y el cuerpo del sacerdote fue trasladado al Servicio Médico Forense para la necropsia de ley, hasta el momento, no se ha identificado a los responsables ni se ha realizado ninguna detención.
El gobernador electo de Chiapas, Eduardo Ramírez, lamentó el asesinato en redes sociales y exigió a las autoridades esclarecer el crimen, de igual forma, el Seminario Conciliar de San Cristóbal emitió un mensaje recordando al padre Marcelo como un “pastor, hermano y amigo del pueblo”.
Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Gobernación, prometió que no habrá impunidad, mientras que la Conferencia del Episcopado Mexicano condenó el acto y pidió a las autoridades de todos los niveles que investiguen el caso, señalaron que la muerte del padre no solo privó a la comunidad de un líder espiritual, sino que también silencia una voz que luchaba por la paz y la justicia en la región.
El padre Marcelo, originario de San Andrés Larráinzar e hijo de padres indígenas tzotziles, dedicó su vida al servicio de la comunidad, ejerciendo como párroco en Chenalhó y Simojovel durante 20 años, en entrevistas previas, había advertido sobre la creciente amenaza del crimen organizado en Chiapas, mencionando que incluso se había ofrecido dinero por su vida.